Entrevista a Amalia Caballero, portavoz del colectivo feminista de empleadas del hogar y los cuidados Territorio Doméstico.

21.05.2020

Territorio Doméstico es, desde hace 14 años, un espacio de encuentro, cuidado y lucha de mujeres, la mayoría migrantes, que luchan por sus derechos como trabajadoras del hogar. Es el colectivo del cual es portavoz Amalia Caballero, a la que hemos entrevistado para conocer más de cerca la realidad de las empleadas del hogar y los cuidados tanto antes como durante la crisis sanitaria del COVID-19.


¿Cuál era la situación de las trabajadoras del hogar y los cuidados antes de la crisis sanitaria del COVID-19?

La situación de las mujeres trabajadoras del hogar y los cuidados siempre ha sido pésima y muy precaria, ya que con el decreto ley actual, la seguridad social prácticamente no nos ampara en ningún momento. Estamos luchando para que se ratifique el convenio 189 de OTI (Organización Internacional del Trabajo) que nos amparía en nuestro trabajo. Entre los derechos que reconoce este convenio están la libertad de asociación y la libertad sindical, el reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva, y una protección efectiva contra toda forma de abuso, acoso y violencia. Este convenio ha sido ratificado por 25 estados de la Unión Europea, ¿a qué esta esperando España?

Sistemáticamente, nosotras, las empleadas de hogar, contamos con desventajas en el sentido de que nos hacen en muchos casos contratos de palabra, es decir, no tenemos un contrato escrito. Nosotras aceptamos el trabajo por que la realidad nos urge.

Aceptamos el trabajo y resulta que muchas veces dentro de éste no están especificadas las labores que vamos a desempeñar. No es como en otros trabajos donde claramente están marcadas las tareas que tiene que realizar el trabajador, nosotras entramos en un domicilio y sobre nosotras recae toda la responsabilidad del cuidado de la casa, de los mayores, de los niños, de la mascota y de todas las tareas.

No se nos respetan, y lo digo por experiencia porque me ha tocado vivirlo, las dos horas estipuladas de descanso para las mujeres que trabajan como internas, se nos pide más de la cuenta. Muchas veces el salario no te compensa, pero la necesidad te urge porque tienes una familia que alimentar en tu país. Es decir, depende de ti tu familia a la que tienes que enviar una remesa. Entonces, ¿qué más te queda? Lo aceptas o lo aceptas, no te queda otra alternativa. Como ves, sostenemos y somos las protagonista de cadenas globales de cuidados. Cuidamos aquí y también cuidamos a nuestra familia en nuestros lugares de origen.

Otra cuestión es que no contamos con una ley de riesgos laborales dentro de nuestro trabajo. Recientemente una compañera se ha cortado, han tenido que darle 5 puntos en el dedo y ha tenido que seguir trabajando.

Es una precariedad terrible la que sufrimos las trabajadoras del hogar, y mucho más las que trabajan internas.

¿Qué está suponiendo toda esta crisis para las empleadas del hogar y los cuidados?

Tenemos bastantes desventajas, la mayoría de las veces no cotizamos lo real por las horas que realmente estamos trabajando. Es decir, nos hacen un contrato, cuándo tenemos la suerte de que una empleadora nos haga un contrato, y el contrato es de menos horas de las que realmente trabajamos. Esto nos perjudica enormemente en situaciones como la actual. Con la crisis del COVID-19, el subsidio que nos dan es en base a lo que cotizamos, es decir, a ese contrato de 8 horas, cuando en realidad trabajamos 12 o 15 horas.

Para las mujeres internas está siendo mucho más duro, porque al vivir en el domicilio en el que trabajan y no poder salir no se están respetando sus horas y días libres y están teniendo que trabajar prácticamente todos los días sin ninguna compensación económica.

Esto es muy penoso, es algo que no se reconoce y que no se quiere ver. Sabemos que los cuidados son importantes para el sostenimiento de la vida, pero se esta precarizando demasiado la situación de las empleadas del hogar.

Exigimos que se aborde la problemática estructural de este sector laboral de manera urgente para acabar con la discriminación que sufrimos.

Sobre el Ingreso mínimo vital, ¿qué pasa con las mujeres que quedan fuera de esta prestación?

Exactamente, ¿qué pasa con las que se quedan fuera? Qué duro, ¿verdad?

Como ya se sabe, la ley de extranjería nos obliga a trabajar 3 años en la invisibilidad total. No existimos, no estamos. Durante esos 3 años estamos realizando un trabajo que para el Estado no cuenta. Como no tenemos un contrato ni tenemos regularizada nuestra situación, quedamos fuera del sistema. Se calcula que más de 200.000 mujeres quedarán fuera del sistema, porque la ley de extranjería nos obliga a trabajar de esta manera.

Hay otras mujeres que, como yo, aunque tengamos nuestra situación regularizada y estemos cotizando a la seguridad social, cotizamos, como te he comentado anteriormente, por menos horas de las que realmente trabajamos porque les conviene a nuestros jefes. Tenemos un contrato de menos horas para que ellos paguen menos a la seguridad social, y eso se sabe pero no se quiere interceder en ello y arreglarlo.

También ocurre otra cosa, hay algunas de nosotras que tenemos nuestros papeles en regla, estamos regularizadas, pero tenemos más de 50 años y por la edad no nos dan trabajo, entonces aceptamos cualquier oferta de trabajo de boca: "ven a mi casa a limpiar 3 horas, 3 días por semana" y estamos haciendo un trabajo pero, como no estamos cotizando, también quedamos fuera de este subsidio.

Es una situación que da muchísima pena, hay algunas de nosotras que trabajamos en dos o tres domicilios por horas, salimos de casa a las 7 u 8 de la mañana y volvemos a las 9 o 10 de la noche. Esa es la situación de las empleadas del hogar realmente.

Son una minoría las empleadas del hogar que van a poder cobrar este ingreso mínimo vital. Quedamos muchísimas mujeres fuera.

-Desde Territorio Doméstico, ¿cuáles son vuestras exigencias o reivindicaciones?

Exigimos, además de la ratificación del convenio 189 de la OTI, que las empleadas del hogar seamos cuidadas dentro de los domicilios donde estamos trabajando. Lo exigimos porque tenemos accidentes laborales y no solamente accidentes, también enfermedades que por exceso de trabajo nos ocasionamos a nuestros cuerpos. Por ejemplo, de limpiar los cristales, al final te pasa fractura y nuestras manos acaban atrofiándose, lo del túnel carpiano, las lumbalgia, el estrés que nos ocasiona nuestro trabajo...

También están los despidos por desistimiento, hoy has trabajado muy bien y al día siguiente llegas y la empleadora te dice que hasta hoy trabajas, que ya mañana no vuelvas, así, de la noche a la mañana. Y, ¿qué hacemos?, si sobrevivimos con lo que cobramos, con lo que nos aporta nuestro trabajo. Esto es algo impensable en otras trabajos. Nos sucede a nosotras, a las empleadas del hogar y los cuidados, nos quedamos en un limbo. Además, eso nos genera un estrés y una ansiedad tremendos, porque siempre nos encontramos en la cuerda floja. Siempre estamos pensando en que va a pasar mañana, si tendré trabajo o no. La figura del "desistimiento" no nos permite tener estabilidad.

¿Cómo afecta Ley de Extranjería a las trabajadoras del hogar y los cuidados?

Con la ley de extranjería, como yo digo siempre, es como si no existiéramos, porque no tenemos un papel o una tarjeta que diga esta soy yo. Mucha gente se aprovecha de esto, sobretodo cuando las mujeres están recién llegadas y no conocen sus derechos. Venimos mujeres que en nuestros países realizábamos otros trabajos y que al venir aquí no nos quedan otras opciones de trabajo, tenemos dos alternativas que son claras: o ejercer la prostitución o trabajar en un domicilio.

La ley de extranjería es injusta y debe ser modificada ya para facilitar la vida de las personas migrantes que llegan aquí a trabajar. Esta ley de extranjería nos condena prácticamente a vivir tres años invisibilizadas para que luego, si tienessuerte y tu jefa te hace un contrato, puedas regularizar tu situación. Es urgente que se cambie la ley de extranjería para dejar de abocar a las personas migrantes a la precariedad más absoluta.

Podemos hablar de que un 75% de las trabajadoras del hogar y los cuidados son de origen extranjero. Muchas de ellas, optan por trabajar de internas porque así están seguras y evitan todo lo que pueden salir a la calle para que no les pare la policía, las lleven a un CIE y las deporten. Esto es a lo que nos aboca la ley de extranjería: a ocultarnos, a ser invisibles, a tener miedo a salir. Porque por el color de piel, la policía te para. Yo llevo ya aquí 20 años trabajando, tengo la nacionalidad y todo, pero recuerdo que al llegar tenía miedo de salir. Tuve suerte y nunca me pararon cuando no estaba aún regularizada. Después, me han parado 3 veces, porque como yo soy de rasgos afrolatinos...

Pero las que llegan viven con ese temor. Muchas mujeres vienen endeudándose en sus países para buscar un proyecto de vida mejor, una estabilidad, para cambiar de vida, entonces claro, no te quieres arriesgar a que todos tus proyectos, los planes que traes, se queden en el aire. Imagínate que sales un rato a la calle, te para la policía, te manda a un CIE, y en unos días te deportan... Eso es muy duro.

La ley de extranjería nos hace trabajar en la precariedad y nos condena a vivir con miedo. En este sistema sin un NIE no existimos, somos invisibles.

Respecto a la campaña #RegularizaciónYa, ¿vosotras apoyáis esta campaña?

Por supuesto, nosotras apoyamos totalmente la campaña #RegularizaciónYa

Tenemos que apoyarla porque es lo que queremos, que todas estemos regularizadas y que todas podamos tener derecho a un empleo digno. Nuestro trabajo es un trabajo esencial. Con esta crisis sanitaria, como ha reconocido ahora el Estado, se ha visto cuán esencial es nuestro trabajo. Sin embargo, muchísimas mujeres que están trabajando sin estar regularizadas, desempeñando estos trabajos de cuidados tan necesarios, están quedando totalmente invisibilizadas. 

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