¿Cómo quieres que me cuide si quien me cuida no me entiende? #InterpretesYa 

02.06.2020

La atención sanitaria a los colectivos alófonos (es decir, que no dominan el idioma mayoritario de la sociedad de acogida), requiere de una herramienta fundamental. Hablamos de la "traducción médica". No obstante, bien por la falta de recursos, o bien porque "traducir no siempre es entenderse del todo", la barrera lingüística sigue siendo un elemento que distorsiona la comunicación entre profesional sanitario y paciente. Según los expertos, la figura del mediador cultural sería la clave.

La barrera lingüística no es el único obstáculo de comunicación en este ámbito específico. Nos referimos a otros obstáculos igualmente importantes como son los conceptos y términos propios del sistema sanitario y de la medicina, así como las diferencias culturales y sistémicas (entendiendo estas últimas como la comprensión de la complejidad del sistema sanitario).

En cuanto a las diferencias culturales, entenderíamos estas como la distinta percepción de una enfermedad y sus causas, creencias sobre salud y curación. No sólo hay que entender cuál es la enfermedad que se padece sino también cómo expresa cada cultura los síntomas y emociones.

Por ejemplo en el caso de los ciudadanos chinos, el contacto visual resulta crucial en la comunicación. Nunca dirigen la mirada al médico, esto puede confundirse con síntomas de depresión o falta de sinceridad, cuando en realidad es una demostración de respeto. Sólo miran a la cara a sus iguales, nunca a las personas que consideran superiores. Sin embargo, en Medio Oriente la mirada a los ojos de un hombre a una mujer puede considerarse una invitación de naturaleza sexual.

Así, algo tan sencillo como tomar una cápsula puede resultar problemático para musulmanes, judíos o hindúes, ya que suelen fabricarse con gelatina procedente de los huesos y la piel de animales, incluidos el cerdo y la vaca. También pueden ser rechazadas las insulinas de vaca y cerdo y las transfusiones de sangre por razones morales, espirituales, étnicas o por la creencia de que son contagiosas.

Los países tradicionalmente receptores de inmigración (EE.UU., Canadá, Australia, UK,...) han ido adoptando distintas soluciones de apoyo lingüístico al entorno médico.

Concretamente en España, por lo general, la persona inmigrante que acude a los servicios de salud, lo hace acompañada de un tercero que hace a veces de intérprete. Cuando no se da esta circunstancia, el personal médico puede acudir a los servicios de la embajada para requerir la asistencia de intérprete. No obstante, en los casos de urgencia, el problema se acentúa y el profesional sanitario debe recurrir a toda su intuición.

En nuestro país, las iniciativas no presenciales reflejan una paulatina concienciación así como cierto compromiso presupuestario por parte de las CC.AA y la Administración sanitaria. Nos referimos a la contratación de servicios de interpretación telefónica, ahora muy extendidos en España, y a la utilización de software multilingüe .

En los últlimos 12-15 años, se ha notado una evolución en el uso de soluciones que buscan franquear la barrera lingüística, aunque también es obvio que queda mucho camino por recorrer y estos algunos de los obstáculos que se deberían superar:


  • Falta de sistematización: Hay que tener en cuenta que la tendencia generalizada es recurrir a medios no profesionales y no sistematizados y mucho menos generalizados.
  • Inversión: Podríamos pensar que la inversión que supone la contratación de esta intermediación, significaría un obstáculo para su implantación; pero nada más lejos de la realidad. A medio y largo plazo, la fluidez en la comunicación sanitario-paciente ahorraría gastos derivados de la ineficiencia del sistema.
  • Necesidad: Hemos de tener en cuenta que tanto la población alófona como el

personal sanitario, en ocasiones, sobrevalora su competencia lingüística, no viendo necesaria la ayuda de una 3º persona con mayor conocimiento. Por otra parte, se suele pensar erróneamente, que la responsabilidad del aprendizaje de la lengua recae sobre la persona inmigrante.

  • Reticencia en el uso de la herramienta de interpretación: más que como una ventaja,

vemos un elemento que proporciona lentitud, incomodidad y falta de naturalidad necesaria en el trato.

Es alentador ver que poco a poco nos vamos concienciando, sin embargo, por el momento no dejan de ser medidas muy limitadas y puntuales. Deberíamos hacernos cuestiones tales como ¿Entendemos a los pacientes de culturas e idiomas diversos? ¿Comprendemos cómo enferman y cómo expresan sus problemas y sufrimientos? ¿Damos respuestas adecuadas a sus síntomas? ¿Estamos medicando síntomas que no son manifestaciones de enfermedad?

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