Migración, sociedad y ciudadania.
¿Qué tipo de sociedad queremos? ¿Queremos una sociedad de acogida o de rechazo? Si le preguntáramos a toda la población española, seguramente, (pese al aumento, desgraciadamente, dediscursos y posiciones racistas, xenófobos y nacionalistas) eligiese ser una sociedad de acogida.
Pero ya una vez acogidos los migrantes, la sociedad puede configurarse de formas distintas y ahí es donde debemos elegir muy bien qué tipo de sociedad queremos ser.
El Colectivo Ioé (2008), a través de las aportaciones de Jesús Ibáñez y Alfonso Ortí, establece 4 formas de sociedades que se pueden dar tras la instalación de las personas migrantes:
-La primera (a la que llamaremos Sociedad A) se denomina sociedad monocultural, en ella, el migrante debe olvidarse de toda su tradición y cultura, asumiendo las normas y cultura españolas. Tiene que adaptarse y ser como un español más, por lo que aquí 'igualdad' significa homogeneidad. Además, debe de aceptar todas las cargas e imposiciones que se les dé ya que tiene que estar agradecido porque el estado y la sociedad española le ha "permitido" vivir en España. En definitiva, tiene que estar dentro de las normas, las reglas y no alterar el orden estatal, si no, fuera.
-La Sociedad B es la sociedad pluricultural caracterizada por la igualdad de oportunidades y el respeto ala diversidad cultural. Aunque este tipo de sociedad pueda sonar apetecible, no nos engañemos porque esta forma de convivencia entre ciudadanos se rige por el liberalismo económico y el individualismo competitivo, es decir, el "aquí todos somos iguales pero iguales para poder competir". Los migrantes son acogidos si están cualificados para poder seguir compitiendo y hacer funcionar la actual economía capitalista global. Las migraciones, bajo este prisma, son vistas como positivas ya que sirven paraequilibrar los mercados internacionales. El aspecto negativo de esta sociedad es que solo piensan en la igualdad de oportunidades, pero si los migrantes no están en las mismas condiciones que los nacionales, ¿qué ocurre?
-La Sociedad C es la sociedad intracultural. En ella, los migrantes deben formar grupos y comunidades entre ellos pero no mezclándose con la mayoría nacional. Se produce un repliego defensivo por parte la población migrante provocada por ellos por no sentirse acogidos o por los prejuicios y la discriminación que reciben por parte de la población autóctona. En todo caso, se relacionan entre ellos al compartir cultura, idioma, etnia, etc., y acaban por formar guetos y se estratifica el mercado de trabajo, ocupando los migrantes los oficios con más riesgos, menor protección social y peores condiciones, como la recolecta de la fresa.
-Y por último, la Sociedad D es la sociedad transcultural, una sociedad caracterizada por respetar todas las culturas y étnicas y que haya mezcla entre ellas, donde las minorías conviven y se relacionan con la mayoría nacional en igualdad de condiciones, una sociedad con pensamiento crítico, con perspectiva global, en busca de la justicia, en la que participen activamente y se reconozca el poder de todas las personas y colectivos, sean autóctonos o no. Frente al individualismo y el repliegue étnico, esta sociedad ofrece la vida en comunidad que defienda una democracia participativa e inclusiva.
Todas estas formas de sociedades generan distintos modelos de ciudadanía. La Sociedad A presenta una ciudadanía subordinada y una política social asimilacionista (educación monocultural, sanidad pública con opción preferente para la población española...), la Sociedad B una ciudadanía equiparada y una política social subsidiaria (educación pluricultural, sanidad privada con apoyo público...), la Sociedad C una ciudadanía recluida y una política social segregadora (red escolar de minorías, segregación residencial, políticas de control/represión de los inmigrantes...), y la Sociedad D una ciudadanía crítica y una política social proyectiva (educación intercultural-antirracista, sanidad pública universal-participativa, crítica a la especulación de la vivienda, con acceso general garantizado, política emancipatoria transnacional desde los colectivos oprimidos...).
Desde mi punto de vista, la mejor forma de sociedad y modelo de ciudadanía es la proporcionada por la opción D (sociedad transcultural y ciudadanía crítica). Para luchar y conseguir esta sociedad, De Lucas (2008) y González-Rábago (2014) nos dan algunas claves. Javier de Lucas explica que para que haya una integración social de la población migrante en la sociedad de destino debe haber primero integración y reconocimiento
político, esto es, que los migrantes participen políticamente en igualdad de condiciones que los autóctonos. Ya no es solo el derecho al voto, sino también el poder organizarse y formar parte de sindicatos, movimientos sociales y partidos políticos. Para empezar con esto, De Lucas explica que lamejor forma es primero participar en la política vecinal- municipal ya que es la más próxima al migrante, a partir de ahí se iría subiendo los niveles. Cierto es que para ello se les exigen a los migrantes tener la nacionalidad del país de acogida (en nuestro caso, España) y eso significa procesos temporales y burocráticos largos, por lo que De Lucas da la posibilidad de que la participación política se base en la residencia, si el migrante reside en, por ejemplo, Málaga y trabaja ahí, compra en los comercios de ahí, tiene a sus hijos en los colegios de ahí o simplemente hace vida contribuyendo a la ciudad, ¿por qué no va a tener el derecho de participar en la política?
Por otro lado, Yolanda González-Rábago amplía la mirada sobre la integración de los migrantes al introducir la perspectiva subjetiva y el trasnacionalismo. La primera hace referencia a tener en cuenta la opinión, pensamientos, sentimientos y, en general, el bienestar del migrante en su propio proceso deintegración ya que se trata de sí mismo. Con el trasnacionalismo explica la importancia que tiene el país de origen de la persona migrante y del proceso de vida que ha tenido hasta llegar al lugar de destino.
Incorporando estas ideas, podemos construir esa sociedad transcultural y ciudadanía crítica. Y para acabar, no nos debemos de olvidar del contexto global porque es lo que configura las políticas internacionales y la vida de hoy en día. Para explicar la globalización siempre digo lo mismo: da una palmada en España y la escucharán en China. Vivimos en una globalización basada en una economía capitalista donde se benefician los más poderosos mientras otra mucha gente o muere o se ve obligada a emigrar. Por ello, para construir esa ciudadanía transcultural y crítica, debemos tener en cuenta el internacionalismo porque si nos dividen, perderemos pero formando una gran masa (una masa muy diversa pero unida) no podrán con nosotros y podremos cambiar el mundo basándonos en la justica social y global.
Texto: Pablo Pedraza Serrano
Ilustración: Juan Fardo (@juan_fardo)

